Tuesday, June 23, 2015

Notas sobre El Misterio del Gólgota (Parte I)

Misterio del Gólgota

El misterio más grande de nuestro tiempo es la relativa a la segunda venida de Cristo.  La mente materialista, sin embargo, en cierto modo usurpa este evento. El espíritu materialista de hoy corrompe todo, sin embargo,  las almas de los seres humanos deben avanzar a la visión etérea y con ella a Cristo en el cuerpo etérico.

"La tarea del hombre es construir por medio de sus propios poderes, una Tierra que habrá de ser el cuerpo de un nuevo Dios, del Dios del futuro. Y mientras los hombres del pasado dirigían sus miradas a los Dioses del pasado anhelantes de unirse con ellos al morir, Novalis reconoce al Dios que en su advenimiento tendrá como cuerpo aquello que en nosotros es lo mejor y que podemos ofrendarle".
                                                                       
Hay mucha gente que niega al Cristo. La negación del CRISTO, la Ciencia Espiritual la  considera como algo que propiamente es una cuestión del destino y que concierne a la vida psíquica humana. . Negar a Dios: una enfermedad; negar a Cristo: una desgracia. Poder encontrar al Cristo, ésto es de cierto modo un asunto del destino, es de cierto modo algo que debe relacionarse con el karma del hombre. Es una desgracia no tener relación con el Cristo.







LA MISIÓN DE CRISTO EN LA TIERRA FUE SUSTITUIR EL FALSO ASPECTO DE LA MUERTE POR EL VERDADERO

Cristo vino a la tierra y removió la influencia de Lucifer y Ahrimán en el momento exactamente oportuno, eliminando la causa de todo lo que traía la muerte al mundo.
Era precisa la intervención de un Ser que no hubiera tenido nada que ver con ninguna causa de la muerte. Nada de lo originado por Lucifer y Ahrimán, ni con los hechos humanos individuales acaecidos bajo la influencia de ellos.
Solo una muerte totalmente inmerecida e inocente, sufrida por alguien sin culpa, podría extinguir toda muerte culpable.





Así la muerte en el Gólgota suministró la prueba, que habrá de ser comprendida poco a poco por la humanidad, de que la muerte es el Padre Eterno. Y , una vez que hayamos adquirido una visión correcta de la muerte, y que hayamos comprendido que el suceso del Gólgota, la muerte externa no tiene importancia, y que en el cuerpo de Jesús de Nazaret habitaba Cristo con quién nos podemos unir, una vez que nos hallamos dado cuenta de lo que Cristo consiguió, aun cuando veamos la imagen de la muerte colgando de la Cruz, al considerar la muerte como un evento meramente externo y al percatarnos de que Su Vida en el cuerpo etéreo fue lo mismo después que antes de la muerte, y que por tanto la muerte no puede afectar a la vida, una vez que hayamos entendido que se trata de una muerte que, no solo es incapaz de extinguir la vida sino que ella misma es Vida, entonces Cristo en la Cruz se convierte en el emblema eterno de que en verdad la muerte es la fuente de la vida.
…Pero que fue exactamente lo que produjo el suceso del Gólgota.


Sabemos que el cuarto principio humano es el YO y que la sangre es su instrumento físico externo. La sangre es la expresión del YO y su deterioro progresivo provocó como consecuencia que el Yo cayera progresivamente en maya o ilusión.
El poder creciente del Yo se debe a la sangre. A su vez, el ser capaz de distinguirse del mundo espiritual se debe al YO.
Para adquirir estas capacidades fue necesario nublar temporalmente su visión del mundo espiritual, y el procedimiento fue a través de la muerte.
Si el hombre hubiera sabido siempre que la muerte es la semilla de la vida, no hubiera alcanzado la necesaria independencia para su Yo, pues hubiera permanecido unido al mundo espiritual. Sin embargo aparece la muerte, dándole la ilusión de estar separado del mundo espiritual y el YO se adiestró en cuanto a la independencia.

Pero el YO se hizo cada vez más independiente, exageró su independencia, fue más allá de cierto punto. Este efecto sobre el Yo podía contrarrestarse retirando la fuerza que lo había originado. El factor del egoísmo hubo de ser eliminado. Esto sucedió cuando sobrevino la muerte de Cristo en la Cruz y la sangre fluyó de sus heridas.
En la sangre fluyendo de sus heridas tenemos el símbolo del egoísmo excesivo del yo humano.
Sino hubiera fluido en el Gólgota, el ser humano se hubiera endurecido en su egoísmo y se hubiera visto abocado gradualmente a una dependencia total del mundo externo y de sus impresiones. Hubiera llegado a olvidar la existencia del mundo espiritual.
La sangre que fluyó en el Gólgota proporcionó el impulso para la desaparición gradual de las fuerzas que hacen al Yo egoísta.

Pero todo suceso físico tiene su contrapartida espiritual y asi, cuando la sangre de Cristo fluyó de sus heridas en el Gólgota, tuvo un suceso espiritual correspondiente. En ese momento por primera vez centellaron rayos de la Tierra al Cosmos. La tierra se había vuelto más y más obscura en el transcurso del tiempo, hasta el hecho del Gólgota. Fluye sangre de Cristo en el Gólgota y la Tierra comienza a irradiar Luz. El hecho del Gólgota infundió a la Tierra una luz astral que se volverá etérea y por último física.



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